Cuando tenía unos 4 años siempre me fijaba en las letras de las cajas de las maquetas de plástico que montaba mi padre. Me parecían unos símbolos fascinantes. Luego me encontré esos mismos signos en las series de anime que hacían en la televisión. La primera palabra en hiragana que recuerdo con claridad escrita en la pantalla de la tele fue: “Continuará”.
Como siempre me ha gustado leer manga, mirar anime y disfrutar del cine japonés, después de vivir y trabajar en Tokio durante 4 años, hubo un momento en que ya podía comparar los diálogos del anime y las películas con los subtítulos en castellano. Notaba las diferencias de matices entre ambas versiones. Como de forma espontánea siempre imaginaba mis propias traducciones, decidí aprovechar mis talentos y experiencia acumulada al máximo.Convertirme en traductor fue una evolución natural en mi carrera profesional.
Me resulta un idioma fascinante a muchos niveles, desde sus estéticos kanji, su sonoridad y ritmo me encantan. Además de ser la puerta a la gran riqueza de la cultura japonesa.
Pues la parte interesante y difícil es la misma, reproducir con naturalidad el mensaje japonés en castellano es siempre un reto intelectual y creativo.
Estaré encantado de poner mis conocimientos a su servicio para transmitir su mensaje de la forma más apropiada y causar una buena impresión en el usuario final.